martes, 4 de enero de 2011

Diferencias

Es diferente. Simplemente.

Un estado de bienestar espontaneo tras un largo período de éxodo (in)voluntario. Medio año, ni más ni menos.

Pasar de un estado a otro. Así, sin previo aviso.

Lo llama diferencia.

¿En qué pensaba? En nada. En el éxodo en sí. En el cambio. En la batidora y en el contenido de la misma, repleto de todas aquellas diferencias.

Por fin puede sentarse delante del horno y mirar a través del cristal. Piensa en que esta vez han elegido un buen molde, la mezcla sigue dentro y se ha empezado a cocinar. De vez en cuando sale alguna pompa y teme quedarse sin merienda. Pero la levadura ha empezado a fermentar y la masa está creciendo.

Y, a decir verdad, el bizcocho tiene buena pinta... Muy buena pinta.

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